7/01/2019

LOS TIEMPOS CAMBIAN QUE ES UNA…




El otro día viendo “Los días que vendrán” me acordé, de “Helga: El milagro de la vida”, película alemana sobre educación sexual y en particular el embarazo y posterior parto de una mujer.
Aquella película de 1967, se estrenó en España cuatro o cinco años después, en salas de arte y ensayo y solo para adultos. En nuestro país, deseoso de nuevas emociones y sobre todo, de ver algún que otro desnudo, aquel documental tuvo un éxito inesperado, con colas interminables a las puertas de las salas donde se proyectaba. El cine Pompeya, en la madrileña Gran Vía, acogió miles de espectadores desde su sesión matutina y en muchas ocasiones colgó el cartel de no hay billetes.
Toda esa demanda única y exclusivamente tenía como objetivo ver el cuerpo desnudo de una mujer, algo vedado por la censura de la época. Poco importaba que la película tuviese criterios científicos y divulgativos dirigidos a un público adolescente y que su fin último fuera contar el embarazo y posterior parto de una mujer.
La sociedad de aquella época vivía marcada por la represión sexual y cualquier novedad era acogida casi, con entusiasmo. Hoy resultaría irrisorio vivir una situación similar. La sociedad de hoy ha cambiado de forma radical y en este país hace ya mucho que no nos asustamos, ni siquiera nos emocionamos con cualquier desnudo que aparezca en la pantalla. Eso sí, los servicios sanitarios debieron atender a varias personas que no pudieron soportar la dureza del parto. No es broma
“Los días que vendrán”, también nos habla del proceso que sigue un embarazo, en este caso, el de los actores protagonistas David Verdaguer y María Rodríguez Soto, pareja también en la vida real que se prestaron a contar ante la cámara sus sensaciones, emociones, dudas o miedos en la película que firma el catalán Carlos Marqués-Marcet (“10.000 Kilómetros”) con el tono intimista y coloquial que caracteriza su cine.
Está bien contada pero seguro, en eso también ha cambiado nuestra sociedad y no solo la española, no habrá colas interminables a las puertas de la sala oscura.


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