Día del
libro.
Por un día los libros ocupan las calles. Únicamente un 10%
de descuento pero muchas ofertas en los puestos que las grandes superficies
comerciales o las librerías sitúan en lugares estratégicos como éstos puestos
de la plaza de Callao.
Se solicita a los muertos que moran en soledad. Se pregunta
por obras de García Márquez, cuyos libros comparten bandeja con autores nacidos
de los reality shows o de las tertulias vocingleras. Gabo no alzó la voz, alzó la palabra a los
lugares más altos de la lengua castellana. Tenía que ser el día de Cervantes
para que muchos se acerquen por primera vez a su obra…. Al premio homologo,
renunció, porque consideraba que con el Nobel ya se había valorado lo
suficiente su obra. Hoy el premio Cervantes vuela hacia la ciudad que lo acogió,
México D.F., de la mano de la escritora y periodista Elena Poniatowska, quién
ha dicho que García Márquez le dio alas a
América Latina.
Seguro . Pero sobre todo de Gabo se leen sus libros, se lee su obra. Yo todavía guardo ésta
edición.
García Márquez hablará siempre. Cualquiera de sus libros nos
hará compartir esos momentos íntimos que únicamente consigue la lectura. Cientos,
miles de páginas que fue cincelando a lo largo de su vida y que seguirán
leyendo generaciones y generaciones.
En este Madrid primaveral García Márquez cerca de todos . Lo veo mientras
recorro sus calles y me cruzo con
hinchas del Bayer o rezagados del
Chelsea , que buscan más una cerveza que un libro y que sueñan con que el balón
de su equipo entre en la red contraria.
Ayer, después de asistir al Matadero, a la presentación del próximo festival DOCUMENTA, camine en dirección a Atocha y en la calle Ferrocarril encontré una tasca dedicada a la patata en sus diversas formas y estilos. Por ejemplo la brava auténtica, con su salsa tradicional o unas revolconas que acompañan la caña por 1’30. Caña y tapa generosa en este MUSEO DE LA PATATA que anima a un alto en el camino.
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