3/04/2013

AQUI Y ALLA: EL DRAMA DE LA INMIGRACION



No  es la primera vez ,ni tampoco será la última que un  cineasta europeo cuente el drama de la inmigración mexicana a Estados Unidos. Lo hizo, sin ir más lejos, el maestro José Luis Boráu con “Río Abajo”, aquella película que tantos problemas económicos le ocasionó. Boráu a principios de los 2000,en el festival de Málaga, me dijo que aquella historia la habría situado en España  que por aquel entonces, era una de las sedes principales de la inmigración mundial.
En el caso del madrileño Antonio Méndez Esparza parece que su interés por la inmigración mexicana parte del tiempo que ha pasado estudiando en Nueva York. “Aquí y allá”, ganó el premio de la crítica en la última edición del Festival de Cannes y cuenta el regreso a su pueblo natal , Copanatoyac, en el estado de Guerrero, de un joven mexicano quién se reencuentra de esta manera  con su mujer y sus dos hijas a las que no veía desde hacía muchos años.
Antonio Méndez fraguó su película cuando conoció a Pedro de los Santos en Nueva York que regresaba a Copanatoyac  donde quería  fundar un grupo de música. Le acompañó y así nació la película. Pedro fue el actor protagonista y el resto del reparto lo completan habitantes del pueblo que no son actores profesionales, lo que da al filme un tono realista que oscila entre la ficción y el documental.
“Aquí y allá” incide en la necesidad de emigrar para intentar conseguir una vida digna. Hay un corrido que escuchamos en diferentes momentos de la película y cuya letra dice “que yo no quiero ser pobre y tampoco rico, solo gente sencilla…
Esa sencillez y cotidianidad es lo que percibimos en el regreso de Pedro a su casa, con los suyos, y como se esfuerza en conseguir trabajo para poder mantenerlos.”Aquí y allá”  respira honestidad pero carece de emoción y  resultan tediosas con sus interminables planos fijos que no aportan nada nuevo . Hay demasiado academicismo  y frialdad en un tema que interesa, que nos interesa y que parece estar abocado al aburrimiento. Los problemas sociales, la pobreza, el desempleo, la inmigración deben mover nuestras conciencias pero no animarnos a dejar la sala o lo que es peor, a ni siquiera entrar.

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