3/05/2022

PÁGINAS SUELTAS (18). IN THE ROAD

 

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A todos nos gustaba “In the road” la novela de Jack Kerouac. Era uno de los referentes literarios de mi generación, aunque los textos se hubiesen escrito algunas décadas antes. De la noche a la mañana decidimos emular, muy modestamente, el viaje de Sal Paradise recorriendo Estados Unidos de costa a costa. Lo nuestro era mucho más humilde. Viajar de Madrid a Ginebra.

La cosa surgió después de que se fuese al traste un descabellado proyecto por el que pensábamos recorrer el Sahara . Otros tres compañeros de la facultad y yo visitamos concesionarios de coches. grupos editoriales, cadenas de supermercados para conseguir patrocinadores. Necesitábamos algo más de medio millón de pesetas(3000 euros) para embarcarnos en aquella aventura que tenía pocos visos de salir adelante como así sucedió y eso que poco a poco conseguimos apoyos, entre ellos el de Juan Tomás de Salas , uno de los fundadores de Cambio 16, revista clave en la transición, que había visto la luz en 1971. De los cuatro “aventureros” solo dos tenían carnet de conducir. Los otros dos no habíamos conducido en nuestra vida y aquella aventura por el desierto necesitaba de mayor experiencia de la que teníamos. Además, en plenas negociaciones Antonio nos dijo que abandonaba y que se iba a Pulpí, en Almería a recoger tomate y Juanga , viendo cómo iba deshinchándose el proyecto, se embarcó en un viaje en tren por Europa. Ni José Manuel ni yo contábamos con suficiente dinero para viajar en tren y en Pulpí no quedaban plazas, por lo que decidimos recurrir al dedo o sea autostop, con la intención de llegar hasta Ginebra porque durante el verano había posibilidad de conseguir algún trabajo como camareros o en una fábrica no recuerdo exactamente de qué.

 

Postal Avda de América(Todo colección)

El viaje comenzó en la avenida de América, camino de Barcelona que era nuestra primera parada. Salimos a primera hora de la mañana. Todavía no sabía que prácticamente toda mi vida, desde que me casé, iba a vivir en esa zona

 Los ayuntamientos o algún monumento representativo eran nuestro lugar de encuentro. Debíamos esperarnos el uno al otro , no importaba el tiempo. En aquel viaje echamos de menos los móviles si hubiésemos sabido que iban a existir.  Hoy hay móviles pero mejores carreteras. Por eso no hay autostop. Nadie puede detenerse en mitad de una autovía.

Era complicado que te recogieran, pero mucho más complicado que nos llevaran a los dos. Nos separamos.

A mí me acogió un matrimonio aragonés de mediana edad con una niña de unos seis o siete años. Me pasé todo el viaje pendiente de que no me vomitara encima. Pedía a su padre que se detuviera, pero este no atendía a razones. “No paramos hasta Calatayud”. Y fue parar y la niña vomitó.  Seguimos hasta Zaragoza ya sin vómitos y con una conversación intrascendente.

El Pilar (Todo colección)
Jose me esperaba en el Pilar. Había llegado veinte minutos antes. El viajó con un comercial que regresaba a casa después de un par de días en Madrid. No llevaba una niña al lado.

Dimos un paseo rápido por el centro, con nuestras mochilas, tomamos unos bocadillos y enseguida otra vez, a la carretera. Nos recogió una furgoneta a los dos que nos trasladó hasta Fraga. Entramos en una gasolinera y allí un señor mayor, oyendo nuestras conversaciones, se ofreció a llevarnos hasta Lérida. Había menos de 40 kilómetros, pero se nos hicieron una eternidad. Conducía muy lento, con su cabeza casi incrustada en el cristal y luces largas que encontraban respuesta continua de los vehículos que venían de frente. No veía nada

En esa corta distancia hubo dos o tres sustos considerables. Uno fue un adelantamiento cuando venía otro coche de frente. Debió ser por el arcén el que nos permitió que todavía estemos por aquí. El señor trajeado, ni se inmutaba. Era un viejo abogado, ya jubilado, que vivía en el centro de la ciudad. Nos recomendó una pensión, pero cuando vimos los precios y viendo que era una buena noche nos buscamos un lugar para dormir al raso, con unas capas militares que habíamos comprado en el Rastro y utilizando las mochilas como almohada.

Nos lavamos por encima en los servicios de la estación de tren y volvimos a la carretera. Coincidimos con otro compañero de la Facultad que nos dijo iba camino de Niza. Se unió a nosotros. Yo llevaba poco más de 2000 pesetas(12 euros) y Jose 3000. Habíamos hecho un fondo común y el objetivo era aguantar hasta Ginebra.

La ida inicial era haber llegado la primera noche a Barcelona, pero no fue posible. El segundo día fue interminable. Nadie te recogía y si lo hacían era para desplazarte una decena de kilómetros. Hubo una mujer que rondaba los cuarenta, maestra, que me invitó a su pueblo donde pasaba las vacaciones. Le dije que no era posible porque estaba citado con mis compañeros en Barcelona . Antes de desviarse me invitó a un café en un bar de carretera. A Jose le recordaría lo fiel y formal que había sido.

Foto de Barcelona Turismo

Alguien me recogió y me dejó no muy lejos de la plaza de Sant Jaume donde estaba el ayuntamiento.  Jose y Roberto acababan de llegar. El último tramo lo habían hecho juntos. Antes de darnos un paseo por la ciudad y de buscar un lugar donde dormir, tomamos un fastuoso bocadillo de butifarra en un bar de la misma plaza, creo que ahora se llama “Frankfurt Sant Jaume” y al que he peregrinado toda mi vida siempre que he viajado a Barcelona. Pan caliente, la butifarra en su punto justo y una mostaza casera que nos obligó a repetir.

Con el estómago lleno nos pateamos la ciudad y acabamos en pleno barrio chino donde en una destartalada pensión nos dejaron una habitación para los tres por 100 pesetas. La dueña era una mujer gorda, de aspecto descuidado, que alquilaba las otras habitaciones a prostitutas y los clientes que no tenían miedo a las enfermedades y a la falta de higiene que había en el local. El retrete estaba al final del pasillo. En la habitación un grifo y una palangana descascarillada. Solo había dos camas, una de matrimonio. Nos lo jugamos a los chinos. Me tocó con Roberto quién buscaba algo más que dormir. Al fracasar en sus intentos, al día siguiente, dejó de viajar con nosotros. Fue un corto encuentro.

Convencí a Jose para que hiciésemos una última parada en Blanes, donde vivía o eso creía yo, un hermano de mi abuelo materno, Juan que fue médico en esta localidad de la Costa Brava. Estaba convencido de que por fin íbamos a comer caliente. Nos acercamos a la dirección que teníamos y preguntamos por aquí y por allá. No le conocían. Fuimos a una iglesia que había por la zona y el cura nos comentó que le conocía muy bien y que hacía dos años que se había jubilado. Había vuelto a Andalucía, a Siles, de donde era originario. En mi caso premio a la desinformación y lo que es peor, tampoco íbamos a comer caliente.

Estacionm de Blanes (wikipedia)

Pasamos la tarde en la playa y con pocas ganas de volver a la carretera. El fondo común, la vaca también la llamábamos, estaba bajando y nos quedaban más de setecientos kilómetros hasta llegar a Ginebra. Aquella noche no hubo pensión y dormimos en los bancos de madera de la estación de tren. Nadie nos despertó. Solo nuestras espaldas se quejaron cuando llegaron los primeros viajeros para los trenes de la mañana. No es recomendable pasar la noche en un banco. Nos pusimos en marcha y llegamos a Gerona a la hora de comer, es un decir, porque comer, lo que se dice comer más bien poco.

El calor apretaba de lleno. El sol mediterráneo ocultaba la sombra. Gerona me pareció una ciudad fantasma. No había un alma en la calle. Entramos por la zona industrial y estuvimos un buen rato caminando hasta que hallamos atisbos de vida. Otro bocadillo para salir del paso y destino la frontera.  Recuerdo vagamente Cadaqués y Figueras antes de pasar al otro lado. Inauguré mi pasaporte y no sabía que pronto me lo quitarían. Pensábamos que a partir de ahí iba a ser coser y cantar que, en Francia nos recogerían pronto pero no había manera. La persona que nos llevó hasta Perpignan nos dijo que había una campaña contra los autostopistas porque hacía pocos días que dos chicas habían matado a un conductor que, al parecer, había intentado abusar de ellas.

No había sitio en el albergue y acabamos durmiendo en el prado que estaba junto al edificio en las afueras de la ciudad. A las tres de la mañana la policía llegó para echarnos. No dejaban que durmiéramos al raso. Los treinta o cuarenta que estábamos allí tuvimos que dispersarnos, pero cuando vimos que se alejaban volvimos para continuar durmiendo.

Habíamos comprado salchichón en un supermercado. El problema fue que lo embadurnamos de mostaza picante porque yo me había equivocado al coger el bote de mayonesa. Cogí el más barato del estante y era de moutarde en lugar de maionese. Problemas de estar pendiente del céntimo.

Durante buena parte de la mañana hicimos autostop, pero nadie se detuvo. Cansados, caminamos hasta la playa de Canet, la más próxima a la ciudad. Con nuestros meybas nos sentíamos como López Vázquez en medio de una playa llena de cuerpos esculturales y los primeros top-less que veíamos en nuestra vida. Era el verano del 72  y pocos kilómetros de nuestro país se respiraba y vivía de otra manera.

Nos bañamos en el mar , pero echaba de menos una ducha caliente, desde que habíamos salido de Madrid nos lavábamos como podíamos . Conseguimos plaza en el albergue.  Me fui al cine a ver “Jesucristo super-star” pero en agosto no había entradas. Acabé en una sala próxima viendo una película erótica, no porno, bastante mala, pero con imágenes que nos estaban vedadas todavía, en aquella España tan casposa.  Jose se quedó con el fondo común porque en principio no iba a salir del albergue.

Cuando regresé no estaba. Era tarde. Hacia las doce los perros ladraron desaforadamente. Oí a Jose hablar con el encargado, pero no le dejó pasar. A la mañana siguiente entró a tomar el desayuno que ya habíamos pagado. Se lo había jugado en el casino. Me dijo que empezó muy bien y se animó. Al final perdió todo. Nuestro capital se reducía a unos pocos francos y a unas trescientas pesetas que había guardado para nuestro regreso a España. Hicimos otro intento en la carretera. Nadie se detuvo.

Una pareja española se vino con nosotros a la playa. Compramos una barra de pan y la acompañamos de la mostaza de Dijon que nos quedaba. Ellos tenían un poco de queso. No teníamos dinero para dormir en el albergue y volvimos al prado. Jose se fue de madrugada a descargar unos camiones y recuperar así algo de lo perdido. Pude colarme en el albergue y me pegué otra ducha. Cuando Jose volvió agotado yo le dije que no teníamos muchas posibilidades de llegar a Ginebra. habíamos pasado tres días en Perpignan, sin hacer ni un kilómetro, ni siquiera para ir a la playa porque nadie se detenía para recogernos. Además, nos arriesgábamos a intentar llegar a Ginebra y que no encontráramos trabajo.  Tampoco podíamos volver a Madrid porque nuestros padres estaban de vacaciones.


Noja: años setenta (Todo colección)

Nos dirigimos hacia Cantabria, concretamente a Noja donde pasaban las vacaciones  mis padres y hermanos . En Barcelona dormimos en un hotel con baño propio con los francos que Jose había conseguido descargando camiones. Desayunamos a conciencia y tuvimos la suerte que en el hotel se les olvidara incluirnos el desayuno en la factura. No se lo recordamos y seguimos con nuestro dedo camino de Bilbao, con las paradas lógicas de cambio de vehículos y esperas un poco más cortas. Recuerdo Bilbao como una ciudad sucia , vieja y agobiante por la proximidad de los hornos y otras fábricas de su zona industrial. Nada que ver con la ciudad que es en la actualidad y que se ha convertido en uno de los lugares que más me gusta visitar. Aquel fugaz paso por Bilbao me dejó un mal sabor de boca en todos los sentidos. Entramos en un bar repleto de pinchos y solo nos dio para un pepinillo relleno y un zurito cada uno.

Para rematar el viaje nos recogió un camionero que tardo casi tres horas en 80 kilómetros. Mis padres me habían dejado la dirección antes de salir de Madrid. Creo que no se sorprendieron tanto cuando nos vieron y menos cuando devoramos los platos hondos de espaguetis boloñesa que habían sobrado del mediodía. No teníamos sitio para dormir porque había un amigo de mis hermanos. Pasamos la noche en el prado exterior, en una tienda de campaña, pero con nuestros estómagos repletos.

De todas maneras, yo todavía no había escarmentado. Al día siguiente mis amigos Fede y Nacho vinieron a buscarme para llevarme a Comillas Los dos ya no están, murieron hace unos años y los recuerdo con frecuencia. Te gustaría volver atrás pero eso ya es imposible.   Jose optó por regresar a la sierra de Madrid después de ponerse en contacto con su familia. Yo pasé unos días más que precarios en Comillas, primero en el camping y después en el garaje de la casa que alquilaban los hermanos de Nacho que me surtía de comida. Fede había tenido que regresar a Madrid por un asunto importante relacionado con su ingreso en la universidad. Hubo una noche que dormí en la playa y la guardia civil me despertó apuntándome con un fusil. No se podía dormir en la playa, no se podían hacer muchas cosas y tampoco encontré demasiado apoyo entre los conocidos de Comillas, salvo Nacho que me ayudó a sobrevivir los días que pasé allí y que junto a las gestiones que hizo Fede desde Madrid, consiguió que un amigo de su padre que tenía que viajar el fin der semana me llevara de regreso a la ciudad.

No volví a hacer autostop. Ni siquiera entre pueblo y estación como hacíamos en Pozuelo. De todas maneras, aquel viaje ,de poco más de una semana,  me enseñó que las cosas en la vida no son tan fáciles, que no siempre hay un plato caliente esperándote. Había que ingeniárselas para seguir adelante y buscar soluciones en los malos momentos. Aquel viaje con Jose, con el que he mantenido la amistad durante toda la vida y con el que trabajé en REE, fue realmente la primera vez que salí del nido, la primera ocasión en que mis padres no estaban detrás para solucionar cualquier problema.

Lo que no me hice fue adictivo a los viajes. No entendí ya, en este siglo, antes de la pandemia, la necesidad de que los jóvenes cogieran un vuelo tras otro para pasar unas horas en cualquier ciudad europea. Daba la sensación de “y yo más”, como si acumulasen puntos por haber estado, aunque fuera efímeramente, en cualquier punto del viejo continente.

Después de aquel viaje tardé mucho en volver a salir de España. Si la memoria no me falla creo que no fue hasta principios de los ochenta.

3/03/2022

AUDIO, Hive, Un héroe, Los amores de Anaïs,,,estrenos de la semana.

 

Hive; Mejor película, directora, actriz y publico en Sundance


(AUDIO) Solo cinco estrenos. Una película kosovar, otra iranie, una francesa y dos estadounidenses llegan a nuestras carteleras.


Estrenos 4.3.22


Estrenos 4-3-22, Asghar Farhadi, cine indie o francés

 


Además de “Hive” (Colmena) hay otros cuatro estrenos esta semana.

 



LOS AMORES DE ANAIS (98’) 

Muy diferente son estos Amores de Anais con una joven como protagonista que se plantea su lugar en el mundo y de paso concretar el amor y el deseo. La realizadora Charline Bourgeois dirige a Anaïs Demoustier, un auténtico torbellino que va de un lado a otro, corriendo sin parar por las calles, aunque siempre llegue tarde a todo. Una joven milleniam que vive con dificultades económicas y sin detenerse a meditar más de lo necesario.

Charline Bourgeois en su debut tiene influencias de la “nouvelle vague” pero sobre todo y lo deja explícito en una secuencia de “Noche de estreno” (1977), de John Cassavetes y del personaje femenino que interpretara su mujer Gena Rowlands. Cuando Anaïs conoce a un hombre maduro(Denis Poladynes)  con quién comienza una relación parece que vamos entrar en la típica comedia francesa a la que cada veza estamos más acostumbrada. Pero la directora nos lleva por otros derroteros, quizá ella también influenciada por ese personaje tan dinámico e imprevisible cuando Anaïs conoce a una escritora (Valeria Bruni Tedesch) a la que admira y que pronto se convierte en objeto de deseo.  ENTRETENIDA

 

LANGUAGE LESSONS (91’)

Es toda una lección de cómo puede hacerse una buena película con pocos medios y sobre todo con imaginación.

Un hombre adinerado recibe como regalo de cumpleaños de su marido un paquete de 1000 lecciones de español via zoom, para perfeccionar el idioma que le atrae. Se rodó en época de confinamiento, pero no hay referencia s ala pandemia y si mucho humor y mucho de relaciones humanas.

Dirigida por Natalie Morales que es también la protagonista y la coguionista junto a Mark Duplass, quien interpreta al principal personaje masculino, “Lenguage Lessons”, es cine indie en su grado máximo.

Unas lecciones de español que pronto se transforman en lecciones de vida, en el acercamiento entre dos desconocidos, muy diferentes, que se aproximan el uno al otro a través de la pantalla desde la que van desgranando sus vidas y sus inquietudes. Un sencillo pero emotivo relato en que a veces falla el audio o desaparece la imagen, haciéndose eco de los clásicos errores de las videollamadas, pero siempre queda esa proximidad y creciente complicidad entre dos extraños separados por los miles de kilómetros de distancia que hay entre Oakland y Costa Rica.

Una DELICIA DE PELÍCULA

 

UN HÉROE(127’)

 

Las tres películas que he comentado están todas dirigidas por mujeres de países tan dispares como Kosovo, Francia o EEUU. El siguiente título que he tenido ocasión de ver procede de Irán y su director, Asghar Farhadi, a diferencia de las anteriores, si tienen una larga trayectoria internacional con títulos como “Nader y Simin: Una separación”, y “El viajante”. Incluso en 2018 estrenó en España, “Todos lo saben”, película rodada en nuestro país, con Penélope Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín, entre otros.

“Un héroe” nos lleva por las calles de Teherán para seguir los pasos de un joven encarcelado por no saldar una deuda que se reencuentra con su novia en un permiso penitenciario.

Cuando su novia encuentra un bolso lleno de monedas de oro, que podría saldar su deuda, deciden buscar a la persona propietaria del mismo para devolvérselo. No porque estén plenamente convencidos si no porque sienten miedo por las posibles consecuencias que habría si descubriesen que se han quedado el dinero para ellos.

Su gesto hace que los medios, la televisión en particular decidan contar su historia y la generosidad que ha mostrado para tratar de conmover al hombre con el que tiene la deuda y que es la causa por la que sigue en prisión. Un reality show que tienen una enorme audiencia en Irán y que hace de él un auténtico héroe . Un presidiario que busca una nueva oportunidad pero que choca contra una realidad compleja e implacable.

 

THE BATMAN (175’)  

Sé que dicen que está bien, yo no la he visto porque tengo cierta prevención a ver películas de superhéroes u otros personajes nacidos del comic, sobre todo cuando ha habido antes tantas versiones sobre ellos, alguna tan buena como “El caballero oscuro” de Chris Nolan. No soy friki en este aspecto y por mucho que me animen a verlas creo que ya tienen suficiente publicidad gratuita con la información que dan medios escritos o audiovisuales, aparte del marketing millonario que rodea a este tipo de películas.

Matt Reeves ( “El amanecer del planeta de los simios”, ”La guerra del planeta de los simios”…) construye un thriller que pretende ser diferente a lo visto hasta ahora sobre “el caballero oscuro”. Robert Pattinson el nuevo Batman, Colin Farrell ,Pingüino uno de sus enemigos, pero el malvado de esta cinta es Enigma, interpretado por Paulk Dano. Zoe Kratvitz interpreta a Catwoman.

MI PELÍCULA DE LA SEMANA: HIVE. La lucha de una mujer ante una sociedad paternalista.

 



HIVE (Colmena)  84’  

He visto esta película cuando comenzaba la invasión de Ucrania. Te preguntas que estamos haciendo para impedirlo y miras atrás , a los años noventa del siglo pasado y recuerdas desasosegado como se sucedían las guerras y los muertos en los Balcanes, ante la inacción internacional.

Estamos en Kosovo, un pequeño pueblo que trata de curar las cicatrices de la guerra no ya de los muertos sino de los desaparecidos que producen incertidumbre entre las mujeres que esperan su regreso. Como Helena su única misión es esperar el regreso de Ulises, aunque este nunca se produzca.

La kosovar Bierta Basholi construye una historia profundamente humana y feminista de una mujer de mediana edad que no se queda con los brazos cruzados esperando ese regreso y decide emprender un pequeño negocio para subsistir. Solo el hecho de que aprenda a conducir encuentra el rechazo de todos los hombres, en una sociedad agobiantemente patriarcal y machista. Es una mujer, interpretada magistralmente por Yilka Gashi, que muestra una enorme serenidad al mismo que una gran determinación para superar todas las dificultades y desprecios a los que es sometida por los hombres que, como los zánganos se agolpan en el interior y en las puertas de la taberna mientras ella trabaja incansablemente como las abejas de sus colmenas.

Sorprende, de verdad, porque a  Hive no le falta nada , todo responde a un cuidado guion y a ese personaje femenino en qwue se concreta la historia que, está basada en hechos reales como fueron las consecuencias de la guerra en Kosovo y la rebeldía de mujeres, como la que interpreta Yilka , que voltearon la actitud de una sociedad anclada en el pasado y supieron restañar sus heridas gracias al valor y la autoestima. ESTUPENDA PELÍCULA

2/28/2022

PÁGINAS SUELTAS (17) RECORDANDO LA UNIVERSIDAD.

 

(Foto Archivo de la transición)



Sexo, suficiente. Drogas; con espuma. Rock and roll, con poesía…

Sexo. drogas y rock and roll en una universidad que ansiaba que algo ocurriese, que terminase aquella larga e interminable noche que planeaba sobre nosotros .  Eran los setenta y Franco seguía. Habíamos nacido con él y no se iba. La larga mano del régimen llegaba a cualquier rincón y soñábamos con la libertad

Librerías en que adquirías los otros libros; revistas eróticas en el Rastro; canciones prohibidas ; recitales suspendidos , reuniones reivindicativas,  prensa coartada, tijeras, más tijeras, censura.


Biarritz, otra ciudad objeto de peregrinación (Rosebund)


En los setenta los españoles viajaban a Perpiñán en busca de Emmanuel o El último tango . Éramos un país reprimido y triste, en blanco y negro frente a la luminosidad que nos venía de fuera. Democracia seguía siendo una palabra lejana, una utopía insertada en un mundo feliz.

Foto dcineorg


Casi sin darme cuenta, en estas Páginas Sueltas que continúo abriendo, me introduje en la Radio y en algunos de los momentos que viví,   porque fueron más de treinta años los que pasé vinculado a RNE. No busco un orden. Los recuerdos van surgiendo y trato de atraparlos. He recordado a compañeros que están y a los que nos dejaron, pero antes de pasar toda una vida entre máquinas de escribir, teletipos, ordenadores, micrófonos o estudios, pasé cinco años en la Facultad de Ciencias de la Información que, como ya apunté anteriormente, estaba situada en la Dehesa de la Villa, donde está actualmente la Escuela Oficial de Radio Televisión. Aquella sería la primera promoción de la historia, la primera vez que los periodistas saldrían con un titulo universitario bajo el brazo.

Provenía de Derecho donde había matado el tiempo ante el empeño de mi padre de que estudiara esa carrera y esperando a que se abriera definitivamente la facultad de periodismo. Mi abuelo paterno si había estudiado Derecho, pero ninguno de sus hijos, ni ninguno de sus nietos hicieron esa carrera. Y fueron diez los primeros, aunque dos fallecieron durante su infancia y veintiocho los nietos, aunque uno de mis primos, Chema murió siendo un niño de pocos años.

Yo estaba dispuesto a no ser la excepción porque desde siempre me había sentido atraído por el periodismo y, sobre todo, porque me brindaba la oportunidad de escribir. Con poco esfuerzo y pocas ganas aprobé tres de las cuatro asignaturas de primero de Derecho y esas notas me sirvieron de aval para comenzar periodismo y seguir durante un tiempo compaginándolo con Derecho que abandoné a la primera oportunidad. Cuando mis padres y hermanos emigraron a Cádiz dejé la carrera de las leyes porque me aburría soberanamente.
Primera sede en el IORTVE(Todo colección)

Era 1971 y hubo que hacer una prueba de acceso que consistía en una redacción sobre el porqué de nuestro interés por el periodismo. No sé qué contesté, pero aprobé y al poco se iniciaron las clases, el primer curso de periodismo que comenzó tambaleante en aquella sede provisional de la Dehesa de la Villa que, ante la falta de docentes, recurrió al circuito cerrado. Es decir, en un aula estaba el profesor y en otras dos se seguía la clase por un aparato de televisión. Vamos de lo más recomendable para los chavales y chavalas que habíamos elegido una carrera nueva, pensando en un futuro ejercer una profesión libre. Se tele-estudiaba.

Había asignaturas como Redacción ,en la que se redactaba poco; geopolítica de España y Universal; literatura, comunicación , empresa periodística o incluso idiomas. De las once asignaturas, me quedaron cuatro que aprobé en septiembre. En segundo me quedaron tres y de ellas una para febrero , “Técnicas de composición e impresión”, que aprobé gracias a las clases que me dieron durante mis prácticas de verano en el Diario de Cádiz, los obreros del taller. Ellos fueron realmente quienes me enseñaron a utilizar el tipómetro y saber el número de cíceros necesarios. En las madrugadas en el viejo diario de la calle Ceballos olía a pan caliente del horno contiguo que nos servía, a través de las rejas de las ventanas, panes recién hechos que rellenábamos de chacinas , quesos o chicharrones cuando el gallo todavía no había cantado.

Pero, no me desvío. La Facultad de Ciencias de la Información nació alejada del campus, pero participó activamente en la lucha universitaria y en las denuncias contra la dictadura franquista. A finales del 72 tras una serie de incidentes ,el más grave la quema del despacho del vicedecano, varios de nosotros fuimos denunciados y sometidos a Consejos de Disciplina en el Rectorado. Yo acabé siendo expedientado, pero no expulsado como les ocurrió a otros compañeros. Fuimos una veintena próximos a los partidos de izquierda, PCE, LCR u ORT los que tuvimos que someternos a un juicio, sin defensor y en el que, una especie de fiscal nos denominaba los interrogados. Frente a nosotros había un simulacro de tribunal con cuatro o cinco miembros. Apenas dejaban que te explicaras ,como si tuviesen decidido de antemano cuál iba a ser la decisión. En el interrogatorio mezclaron mi supuesta participación en los hechos, con las clases que impartía en barriadas obreras como Orcasitas, a niños sin escolarizar. La policía franquista tenía ramificaciones en todos lados. Aunque no pertenecieras a un partido valía tan solo tu participación en las manifestaciones, las asambleas, el reparto de panfletos o las reuniones clandestinas que se hicieran contra el régimen, para entrar en una lista negra. Hubo un compañero que llegó a ser condenado a seis años de cárcel por el Tribunal de Orden Público, por unas pintadas contra Franco y el régimen que representaba. Durante la vista y ante los murmullos que se producían entre los compañeros que asistimos el juez acabó expulsándonos de la sala.

El siniestro  T.O.P. (Público) 


Estábamos permanentemente vigilados. Aunque no militases en ningún partido  bastaba con reivindicar el movimiento estudiantil contra la dictadura para ser considerado enemigo del régimen.

Yo no había participado en la quema del despacho, ni la mayoría de los compañeros que fuimos juzgados. El ataque al despacho del vicedecano de Ciencias de la Información, creo que se apellidaba Toloni, fue cosa de cinco o seis y de uno de ellos siempre sospeché que era miembro de la brigada político social ,como lo confirmó el hecho de que ni siquiera fuese sometido al Consejo y que tras la expulsión de varios compañeros desapareciese de la Facultad. Los “sociales” solían infiltrarse entre las células comunistas o en las manifestaciones y protestas y eran los “chivatos” que permitían las detenciones y las torturas en la DGS.

No me expulsaron de la universidad, pero me denegaron el certificado de buena conducta que me impedía obtener el pasaporte y salir de España o sea que no saldría más allá de Portugal hasta los años ochenta. Era un certificado paralelo al de penales ,  expedido por la policía  llamado de “buena conducta” que en caso de no obtenerlo podía suponer, no solo que te fuese retirado el pasaporte, sino que tuvieses que hacer la mili suspendiéndose la prórroga que te concedían por estudios.


Unos meses antes de verme obligado a incorporarme al ejército encontré la ayuda necesaria para que se anulasen aquellos antecedentes y retrasar mi ingreso en la mili hasta enero de 1977, tras terminar la carrera en junio de 1976.

 Antes del Consejo de Disciplina ,en verano hicimos un viaje en autostop por el sur de Francia, pero eso da ya para otra historia.

2/27/2022

(AUDIO) En 3' todos los estrenos




Buen cine el que ha llegado a las pantallas este último fin de semana.


Estrenos 25.2.22 



   




2/24/2022

EN UN MINUTO: OTROS ESTRENOS 25-2-2022

 



UN PEQUEÑO MUNDO (72’) Laura Wandel.

El acoso escolar como centro de este filme de producción belga que describe como una niña que comienza a asistir al colegio de su hermano mayor descubre que este es objeto de “bullying”. Cuando se lo cuenta a su padre la situación empeora.

La directora del filme, Laura Wandel quiere poner luz, a través de los ojos de una niña, a la poca atención que prestan los adultos a situaciones que pueden desembocar en la exclusión.

Protagonizan Maya Vanderbeque, Günter Durfet y Karim Leklou, entre otros. La película ganó el premio de la crítica en Cannes y representará a Bélgica en los Oscar.

 


SUPER ¿QUIÉN? (82’) El francés Philippe Lacheau escribe, dirige y protagoniza esta comedia en que un actor que atraviesa un mal momento cree ser el héroe que protagoniza tras sufrir un accidente en que pierde la memoria.

 


THE MEDIUM (130’)  Banjonj Pisanthanakun. Esta coproducción entre Tailandia y Corea del Sur ha tenido un enorme éxito en taquilla en ambos países, pero también provocó desmayos y ataques de pánico entre algunos espectadores.

Una inquietante mezcla entre falso documental sobre los chamanes; posesiones maléficas y gore. Ingredientes para contar, en palabras del director, una historia de miedo como las de antes.

 


Recuerdo que en algunas salas se proyectará la película de Francis Ford Coppola ,  EL PADRINO conmemorando el 50º aniversario de su estreno.  Una gran ocasión para ver en `pantallas grandes una de las obras maestras de la historia del cine.

CINE EN UN MINUTO: "LAS ILUSIONES PERDIDAS"

 

 


Viendo “Las ilusiones perdidas”(144’) relaciono la historia con “Las amistades peligrosas” ,por ese ambiente sibilino ,cínico y artero   aunque si voy más allá creo que la película de Xavier Gianolli entronca con la actualidad relatando como en el siglo XIX las noticias estaban supeditadas al mejor postor. Los rumores,  las noticias falsas se hacen cómplices del poder , el dinero y la ambición por encima de cualquier planteamiento romántico y honesto.

El realizador francés se ha atrevido a adaptar una de las obras cumbres de Honoré de Balzac , con un joven poeta (Benjamin Voisin)  quien enamorado de la mujer de un aristócrata (Cécile De France) viaja con ella a París, para tratar de publicar su obra.

Rechazado por la aristocracia y la mujer que ama, Lucien , quién cree que el periodismo existe para ilustrar sobre el arte se encuentra con un cínico periodista Etianne (Vincent Lacoste) que le redefine el oficio del informador: “ganar dinero para los accionistas y para uno mismo”.

Criticas compradas, autocensuradas , rumores, intrigas, grupos organizados para conseguir que fracase o triunfe una obra teatral, editores (Gerard Depardieu) que tienen como máxima que “una buena critica es mejor que un mal libro” o escritores que publican con el apoyo interesado de los aristócratas (Xavier Dolan) nos sumergen en una historia apasionante.

En “Las ilusiones perdidas” estamos ante una película de época clásica, pero, como digo, muy actual, sin tecnología, pero si con papel impreso para subir a los cielos o bajar a los infiernos a cualquiera que proporcione pingües beneficios . Todo aderezado con fiestas desmedidas , pasión y sobre todo mentiras y traiciones.

UNA BUENA PELÍCULA, AUNQUE QUIZÁ ALARGA SU DURACIÓN

CINE EN UN MINUTO: "EL TRIUNFO"


 No es la primera ni tampoco será la última película que trate pequeñas o aparentemente imposibles gestas. Basada en una experiencia vivida en una cárcel de Gotemburgo, el director francés Emmanuel Coucol , traslada la acción a un centro penitenciario francés.

Kad Merad interpreta en "El triunfo" (105') a un actor de poco éxito que acepta dar clases de teatro en un centro penitenciario. Poco a poco se establece una estrecha relación entre el profesor y sus peculiares alumnos de los que no conoce su pasado, pero si su capacidad para actuar y memorizar los textos. Sus esfuerzos van dirigidos a que sus actores interpreten “Esperando a Godot”, cima del teatro del absurdo, porque les dice : “Esta obra parece escrita para vosotros , sabéis perfectamente qué supone esperar, no hacéis otra cosa”.

La espera es también conseguir los permisos penitenciarios que permitan a los presos a representar la obra de Samuel Beckett por teatros de toda Francia.

Una historia ya vista  pero con personajes diferentes que buscan en el teatro esa libertad de la que carecen. Un filme pleno de humanismo y esperanza.

ENTRETENIDA

 

CINE EN UN MINUTO: "COMPETENCIA OFICIAL"

 

  
El mundo del cine entre bambalinas. El ego de los actores en esta comedia inteligente y bien realizada por los argentinos Gastón Duprat y Mariano Cohn que ya bucearon en el mundo literario con “Un ciudadano ilustre” y en el caso de Gaston, en solitario, en las artes plásticas con “Una obra maestra”.

En “Competencia oficial” (114'), toda realizada en interiores, Penélope Cruz interpreta a una exitosa realizadora de cine contratada por un rico empresario(José Luis Gómez) que quiere pasar a la posteridad con una obra importante. No hay limites para los gastos y son contratados dos grandes actores para interpretar a los protagonistas interpretados por Antonio Banderas y Oscar Martínez, actor habitual en las películas de Cohn y Duprat.

El método de rodaje, las diferentes maneras de enfocar la interpretación , los egos, las manías, las envidias se desprenden de esta sátira, por momentos muy divertida, en que todos los actores cumplen a la perfección sus papeles incluyendo los secundarios como Irene Escolar, Carlos Hipólito y una irreconocible Pilar Castro, por mor de la caracterización. Unas interpretaciones caricaturescas de una farsa no solo del cine, sino del mundo en que vivimos.

INVITA A PASAR UN BUEN RATO.

 

2/23/2022

PÁGINAS SUELTAS(16) : HUELVA, SIEMPRE UN TIEMPO FELIZ

 

 

Comenzó como Semana antes que Festival

Creo que fue en el 82 cuando mi viaje a Huelva fue una auténtica odisea. Había conocido la ciudad tres años antes. Miguel Ángel C. y yo habíamos sido enviados por la emisora para cubrir el Festival de Cine Iberoamericano que alcanzaba su quinta edición.  Viajamos en tren, en coche cama y después de diez horas de viaje llegamos por fin a la estación. Fue un viaje tan interminable como todos los que se hacían al sur en aquellos años. La experiencia me convenció para que cogiera mi coche, un 127 que se lanzó a la aventura por unas carreteras inseguras , con un Despeñaperros que poco tenía que ver con el que atravesamos en la actualidad. Una compañera de radio y antes de la universidad, María S.R. me pidió que le llevase porque tenía unos amigos en Punta Umbría y quería pasar unos días allí.  

Seguí sus indicaciones porque ella viajaba habitualmente con sus padres y conocía bien la zona. Me señaló en el mapa la sierra de Huelva por la que nos ahorraríamos unos cuarenta o cincuenta kilómetros. Seguí su consejo y pronto me arrepentí. Una carretera estrechísima, curvas y más curvas, precipicios y el disco del embrague que, llegando a Jabugo, ¡¡¡dijo hasta aquí!!!

Allí estábamos un domingo de diciembre, con todo cerrado y sin un alma por las calles. En un bar, sin apenas parroquianos, alguien nos dijo donde vivía el mecánico. Salió un hombre grande, recién levantado de la siesta, con camiseta de tirantes porque frío, la verdad, no hacía. Echó una ojeada, miró por aquí y por allá, y nos aseguró que podíamos llegar a Huelva. Eso sí que si teníamos que parar en algún momento arrancase en segunda. Así fue como continuamos, aunque cuando nos veíamos obligados a detenernos y volvíamos a arrancar, el coche sonaba como una auténtica carraca.

Al final debieron ser más de diez horas de viaje cuando llegamos al hotel Tartessos, donde estaba la sede del festival y donde me alojaría durante toda la semana. A María sus amigos llevaban esperándola desde hacía más de dos horas. Nos despedimos y quedamos en vernos en una semana para regresar a Madrid. A la mañana siguiente me arreglaron el coche que apenas utilicé durante mis días en el Festival y como anécdota se lo presté, por petición de la propia organización del festival que no contaba con vehículos,  a José Luis López Vázquez quien, acompañado por su mujer de entonces, Flor, la actriz Charo Soriano y el crítico Homero Alsina Thevenet, querían conocer los pueblos de la provincia. A lo noche López Vázquez, con fama entre la profesión de no ser muy espléndido,  me devolvió las llaves y me dijo que habían rellenado de gasolina más o menos lo que habían gastado. Sin comentarios. López Vázquez y su mujer, especialmente esta última, serían protagonistas la noche de la clausura a la que acudían las fuerzas vivas con sus mejores galas. Flor debajo de su abrigo llevaba un vestido totalmente trasparente, objeto de todas las miradas. 

Era 1982, los socialistas acababan de llegar al poder, pero la vieja España estaba todavía asentada en muchos lugares. Llevamos muy pocos años de democracia y unos meses antes habíamos asistido al intento de golpe de estado en el Congreso de los Diputados. Huelva mostraba un abierto contraste entre su clase social y política y los entusiastas organizadores y seguidores del Festival que fue todo un referente del cine latinoamericano en Europa, y un lugar al que querían asistir todos los grandes del cine que hablaba español y portugués.

José Luis Ruiz en una foto de hace unos años

Fue aquella edición, la octava,  la que me unió con Huelva a la que volví regularmente durante prácticamente toda mi vida profesional , aunque fuera un par de días . El hotel Tartessos, en Martín Alonso Pinzón, la Gran Vía, muy cerca del ayuntamiento, la emisora de RNE y la plaza de las Monjas , era la sede del festival, el lugar donde dormíamos, comíamos o celebrábamos las ruedas de prensa con figuras del cine de ambos lados del Atlántico. María Félix, Fernando Rey, Paco Rabal, Indio Fernández , Mario Moreno “Cantinflas”, Sonia Braga, Carlos Saura, Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Arturo Ripstein, Sara Montiel; o el mismísimo Luis Buñuel , además de escritores como Mario Vargas Llosa, José Saramago, Manuel Puig, Miguel Barnet, Alfredo Bryce Echenique y un larguísimo etcétera de lo más destacado de nuestro cine y literatura. Alfonso Guerra, vicepresidente del gobierno inauguró unos años después el festival en la Rábida y en otras ediciones hubo ministros de Cultura como Javier Solana apoyando el certamen. Las diferencias políticas entre ayuntamiento, gobierno autonómico o gobierno central hicieron que el certamen fuera decayendo con los años estando a punto de desaparecer, pero, afortunadamente, sigue adelante a pesar de todas las dificultades.

En los ochenta y en parte de los noventa fueron sus años de esplendor. El certamen era una auténtica fiesta.

El Tartessos hace ya varios años.

En las primeras ediciones éramos pocos los periodistas que acudíamos. En el Tartessos comíamos en la misma mesa actores, actrices ,productores o directores y charlabas de manera informal con los grandes cuando nosotros éramos todavía muy jóvenes. Esa familiaridad solo la encontré años después en Lleida, en la Mostra de Cine Latinoamericano que tenía como sede el pequeño hotel Real donde compartíamos mesa con Adolfo Aristarain, Federico Luppi, Mercedes Sampietro, Jordi Dauder, José Sacristán…  Otro festival impagable que dirigió desde su inicio en 1995 hasta su desaparición en plena pandemia, Juan Ferrer. También la política ayudó a que la Mostra dejara de existir.

Con Pepe Sacristán en Lleida 

En Huelva recargabas pilas para todo el año. Era una semana frenética en la que trabajabas a todas horas, pero siempre encontrabas hueco para tomarte una cerveza ,unos vinos o unas tapas en los bares y tabernas próximos al cine Emperador que estaba a poco más de 100 metros del hotel. Entre sesión y sesión el “Colombino”, en la esquina de la misma calle invitaba a saborear tapas de gambas al ajillo o coquinas. En el “Bajamar” la tapa estrella eran las angulas, cuando todavía se podían comer sin cargarte el presupuesto, y servidas por Manolo el más frenético y rápido de los camareros . Recuerdo “La Esperanza”, con un patio andaluz en que tapeabas pescado frito o un bar que invitaba directamente a quedar “En la esquinita te espero”. “La taberna del condado” y sus chacinas , “Portichuelo” o el restaurante “Los gordos”, con el lenguado como estrella fueron lugares que frecuentamos entre película y película o entre crónica y crónica…Si se es joven hay tiempo para todo. Recuerdo que José Ramón, “El Lujo”, y yo requisábamos los vales de comida a Elisabeth, ambos compañeros de la radio,  ya que no era muy aficionada a la comida salvo a las gambas y al jamón, ahí había que estar atento porque a poco que te descuidabas el plato se quedaba vacío. Tampoco eran malas sus preferencias.

Aquella primera vez que coincidimos los tres fue porque se decidió que retransmitiéramos la inauguración y la clausura, aparte de realizar programas diarios y cubrir informativos de todas las emisoras de RNE. El festival crecía y REE concedía ya su premio en el que “El Lujo”, formaba parte del jurado. José Ramón es una persona muy divertida, con el que siempre he pasado momentos estupendos en festivales o cuando retrasmitíamos los Goya. Sus criticas cinematográficas crearon escuela en RNE por su tono desenfadado y poco formal. Contaba las películas a su manera y con un par de palabras era capaz de definirte lo que ibas a ver en la pantalla. Un tipo estupendo.

Con Elisabeth y el Mugu en el Ayuntamiento de Huelva

Elisabeth y yo trabajamos siempre en perfecta armonía. Nos complementábamos no solo en Huelva si no en nuestro trabajo en la emisora. Éramos muy diferentes, pero ella ponía cordura y sensatez a mi espíritu más caótico e impulsivo. Fueron varios los años que coincidimos en el Festival que contribuyó a afianzar la amistad que todavía conservamos, aunque apenas nos veamos ya que vivimos en ciudades distintas con nuestras respectivas familias. 


El Festival de Huelva fue una de las señas de identidad de REE y todavía hoy se sigue por compañeros como Teresa Montoro. que, desde hace ya muchos años, es una auténtica especialista en el cine iberoamericano y en general, en todos los temas vinculados con Iberoamérica ya sean políticos, sociales o culturales.

Huelva fue también para mí acercamiento y conocimiento del cine iberoamericano gracias a sui festival y a quiénes lo hicieron  posible  como su director José Luis Ruiz y los que estuvieron en su equipo  Julia Marquínez, Soledad Mora; Vicente Quiroga … Es una ciudad que, en contraste a la decadencia del festival ha mejorado mucho en los últimos años con el paseo junto a la ría y otros lugares que merece la pena visitar en contraste con aquellos lejanos años ochenta con el fuerte olor a celulosa, proveniente de la fábrica cercana y una neblina penetrante que nos acompañaba durante la semana que pasábamos en la ciudad.




Cuando el Emperador se llenaba en el Festival

Por encima de todo Huelva es cine y amistad ,memoria del Tartessos y el Emperador, de amigos como Rafa Terán incansable periodista que promovió y finalmente creó el Centro de Comunicación “Jesús Hermida”, un estupendo museo que el mismo dirige o especialmente del Mugu, fotógrafo de prensa y del festival que no dejó a nadie sin fotografiar. Su cámara le acompañaba siempre, tanto como sus risas. Siempre que regreso, aunque sea por un día,  nos vemos y mantenemos la complicidad de aquellos tiempos en que podías tomarte unos garbanzos con espinacas o un menudo en un bar abierto cuando la ciudad comenzaba a despertar.

Con el dtor. Enrique Gabriel, Sancho Gracia y Carlos Iglesias

Antes, en el “Quitasueños”, en la zona del Muelle del Tinto se tomaban las últimas copas de la noche, en un lugar que nadie te recomendaba, y en el que se entremezclaban marineros, prostitutas, pequeños delincuentes y  amantes de la noche. Pero por encima de todo el “Quitasueños” se convirtió en uno de los referentes del cante flamenco, con cantaores que se arrancaban por fandangos en la madrugada mientras los fantasmas que ocupaban las mesas apuraban sus copas y sus tragos de vida. Más de una noche surgieron las navajas mientras como espectadores asistíamos a las trifulcas que se montaban en el interior del local. Más de una noche fue la policía y más de una noche regresamos, acompañados por el silencio, camino del hotel.  Al despertar no estaba el dinosaurio de Monterroso y si mucha radio y mucho cine.