SIRAT (
ESP. FRA., 2025.115’)
DIR.:
Oliver Laxe
INT.: Sergi
López, Bruno Núñez, Stefania Gadda, Jade Oukid, Richard Bellamy, Tonin Janvier
GÉNERO: DRAMA
Dicho esto ,
Sirat, no es una película fácil como tampoco lo fueron las anteriores
cintas de este realizador de origen gallego, Mimosas y O que arde, ambas
también premiadas en Cannes.
Ya, el
arranque nos deja perplejos. Quince minutos de música techno en mitad del
desierto. Cuerpos que se mueven como zombis , como si hubieran surgido de La
noche de los muertos vivientes. Solo esos cuerpos y el sonido insistente
de una música alucinógena.
En ese
escenario Laxe cuenta la odisea de un hombre que, junto a su hijo de apenas
doce años, convive con los responsables de una rave en el desierto de
Marruecos, donde ha llegado en busca de su hija desaparecida.
Cuando acuden
los militares a prohibir la fiesta el padre y el hijo, junto al grupo de raveros,
huye hacía otro lugar donde debe continuar el festejo , siempre atravesando con
sus destartalados vehículos un desierto preapocalíptico, sin que vislumbremos
su destino, el lugar donde deben proseguir la fiesta.
Un viaje a ninguna
parte con la arena, el cielo y las estrellas como acompañantes hasta que todo
cambia y aparece la muerte que sacude a los protagonistas y a los espectadores.
Oliver Laxe considera Sirat (camino o en el Corán puente sobre el infierno), su película más abierta, capaz de dialogar entre géneros que van desde la road movie, a la aventura, el thriller o el drama . Los raveros parecen desconectados, como si estuvieran en otra dimensión; el padre y el hijo solo se adaptan a ellos con el objetivo de encontrar a la hija y hermana desaparecida.
Son dos
horas por el desierto. No resultan fáciles para la mayor parte de los
espectadores, trasportados por imágenes poderosas,
pero siempre acompañadas por la música magnética que firma Kangding Ray.
Oliver Laxe
es un cineasta a tener muy en cuenta ,a pesar de que sus películas no conecten
con todos los espectadores, como ha podido ser mi caso, aún reconociéndole ese
tono hipnótico y envolvente al que me refería al comenzar este comentario.
El director
gallego que, siempre ha contado con actores no profesionales en sus películas,
ha hecho una excepción incluyendo en el reparto a Sergi López quien muestra
naturalidad y verdad en su personaje, en un viaje que entremezcla lo físico con
lo espiritual. Eso sí, salí de la sala con la convicción de que Oliver Laxe hace
el cine que quiere, con una enorme libertad de creación.
TRES
ESTRELLAS
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