3/17/2018

CLONES Y SUPERVIVIENTES




  

Si nos movemos por el centro de cualquier ciudad de nuestra geografía o de la mayor parte del mundo veremos espacios que son clones unos de otros. Las mismas tiendas de moda, los mismos supermercados de alimentación, los mismos establecimientos de comida rápida...incluso las mismas cadenas de salas cinematográficas.
Y estas cadenas nos traen las mismas películas. No puede decirse que no seamos un país colonizado cinematográficamente hablando. Solo hace falta echar un vistazo a las carteleras de nuestras principales ciudades y en todas veremos los mismos títulos que arrasan con cualquier otra propuesta  cinematográfica.
Hollywood sigue adelante con su cruzada devastadora y tras los oscar, de donde nos llegan un puñado de buenas películas, sus propuestas posteriores parece haber sido sacadas del desván de los tiempos y de la falta de creatividad más absoluta.
Pero ahí siguen sus interminables sagas, sus insípidas comedias o sus previsibles thrillers atrayendo a la principal masa de espectadores que acuden raudos a las llamadas que publicitan tal o cual película. Cine y palomitas.
Las otras películas que llegan a las salas son las supervivientes, las que se estrenan en pequeños locales  y en grandes ciudades, porque no tienen acceso a los pocos cines que hay en Cádiz, Toledo, Cáceres, León, Oviedo o  Las Palmas. Ese puñado de salas tiene como dueño a las multinacionales norteamericanas y cualquier otro tipo de propuesta apenas tiene cabida.
Esta misma semana se estrenan en Madrid dos títulos que nos vienen de cinematografías tan dispares como la húngara y la libanesa. Se trata de "1945" y  "El insulto", respectivamente. La primera nos lleva al final de la II Guerra Mundial en una pequeña población húngara donde quedan los restos de la codicia, la mentira y la traición, mientras que "El insulto" relata como una nimia discusión entre un cristiano libanés y un palestino musulmán, en el Beirut de nuestros días desencadena en un proceso judicial que pone de manifiesto las heridas abiertas entre unos y otros.
Son solo muestras de que hay otras culturas e inquietudes diferentes de las que nos propone Hollywood  y que siguen ocultas para la mayoría de la población porque no hay posibilidad de elegir tal o cual título. Los clones se han hecho con las salas y los supervivientes van extinguiéndose.
ARTICULO PUBLICADO EN LA VOZ DE CADIZ

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