10/10/2013

CANÍBAL: MI PELÍCULA DE LA SEMANA


La suavidad  y la ternura con  que acaricia los cadáveres de las mujeres que mata es la seña de identidad de Carlos, uno de los sastres más prestigiosos de Granada quién tiene la necesidad o la costumbre de asesinar para después, tranquila y apaciblemente zamparse en filetes a sus víctimas, acompañando la comida con un vaso de vino tinto.
Caníbal es el cuarto largometraje de ficción de Manuel Martín Cuenca un director seguro y con garantías de darnos buen cine. En Caníbal, Antonio de la Torre hace una muy buena  interpretación de un hombre solitario que vive aparentemente dedicado a su trabajo. No tiene amigos, sólo los clientes que acuden puntualmente a su sastrería. Mata para comer. Mata por placer y no siente ningún remordimiento.
El canibalismo de Hannibal (Anthony Hopkins”) era conocido. No le importaba mostrar sus cartas y sus gustos. El del cocinero de “Estómago”, una película brasileña con  cierto éxito, es una venganza. Uno puede comerse a la novia cuando le traiciona. Pero el de Carlos es el del otro yo que escondemos.  No es capaz de establecer una relación. Tiene miedo a las vivas, a rozarlas,a tocarlas. El sexo, la sensualidad solo se manifiesta cuando tiene un cadáver desnudo frente a sí. Las mujeres solo le interesan muertas hasta que aparece Nina, la actriz rumana Olimpia Melinte, que busca a su hermana Alexandra, vecina de Carlos, desaparecida sin dejar rastro dos días antes.

Caníbal” es un thriller silencioso, con pocos diálogos  y al mismo tiempo una  particular historia de amor y de dolor. Manuel Martín Cuenca (“ Malas temporadas”,”El alquimista impaciente”),autor también del guión junto a Alejandro Hernández Díaz nos introduce en una historia macabra e inquietante pero nunca recurriendo a imágenes de sangre y casquería. Un largo plano panorámico con una pareja en una gasolinera perdida en la nada de Sierra Nevada es observada por el asesino y los espectadores como testigos silenciosos .Se les ve en la distancia como dos seres insignificantes de los que no sabemos  nada  solo que emprenden viaje, él conduciendo y  ella dormitando sin  saber que el mal acecha sus vidas.
Tampoco lo sabe otra pareja que se baña  desnuda en una playa tan solitaria como la gasolinera y tan fría como la nieve que cae sobre Granada. Inolvidable esa escena de la playa.

“Caníbal” es ese minucioso y elegante  asesino que deposita con exquisito cuidado a su víctima sobre el lecho en que la descuartizará después de elegir con mimo sus herramientas tan eficaces como las tijeras con las que corta la tela de los trajes.

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