9/07/2012

VERANO DE FUEGO




La comunidad Valenciana , Canarias, Cataluña, la sierra de Madrid , la Andalucía de la Costa del Sol... han sufrido este verano la crudeza  de las llamas devastando parajes que tardarán varios lustros en recuperarse . Junto al desastre ecológico que se ha producido, hay que lamentar la pérdida de varias vidas humanas, de personas que no tuvieron tiempo de escapar de la virulencia de las llamas o de otras que murieron cuando intentaban sofocar el fuego.
Lo que más duele de todo esto es que la mayor parte de los incendios han sido provocados. Los pirómanos son auténticos terroristas .No solamente han atentado contra la vida de las personas ; destruido viviendas ; causado enormes pérdidas económicas , arruinado a familias enteras sino que han provocado daños irreparables a la flora y fauna de la península ibérica y sus islas.
Agosto ha sido un mes triste. La situación económica, los mercados, la prima de riesgo o el déficit han quedado relegados a un segundo plano en los titulares de los diarios, de la radio o la televisión por esa sucesión interminable de incendios  y la sensación de impotencia que producen las imágenes de lugares verdes, que invitaban al paseo o a la calma,  absolutamente devastados . Los pirómanos no deberían  salir de la cárcel hasta que el bosque recuperara su aspecto original. No servirá de mucho porque el daño ya está hecho, pero quizá se evite que vuelvan a delinquir o que otros quieran imitarlos. Cualquier cosa para que la estación más viva del año no vuelva a convertirse en una pesadilla. Hay que preservar nuestros bosques porque son patrimonio de generaciones futuras.


Habrá que recordárselo a los políticos que no solo no apagan los fuegos de los mercados sino que avivan los de nuestros montes con recortes y más recortes. De tanto recortar van a conseguir que no podamos asomar la cabeza para mirar que ocurre en la Europa rica. Nos estamos convirtiendo en un solitario desierto, en la sensación de que nos quedamos solos y que ya no hay ramas que puedan tapar nuestras miserias. El ánimo y los bosques se están calcinando.

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