3/19/2009

LA GUERRILLA Y LA PLUMA

Sergio Ramírez me espera en la Casa de América de Madrid. Es un hombre alto, trajeado y de hablar lento y pausado. Fue de aquellos jóvenes que hicieron la Revolución Sandinista para acabar con el régimen somozista y forjar una nueva Nicaragua. Treinta años después de aquella Revolución, Sergio Ramirez es un hombre desencantado pero al mismo tiempo esperanzado en que las nuevas generaciones puedan llevar adelante lo que gran parte de sus compañeros han echado para atrás, cayendo en los mismos vicios y la misma corrupción que caracterizó a la Nicaragua pre-sandinista.
Sergio Ramírez ha encontrado en la literatura la manera de ser fiel a sus compromisos. En su literatura está la Nicaragua que tanto ama, y en la que vive. Su última novela “El cielo llora por mí”(Alfaguara) es un relato de corte policíaco clásico en que los protagonistas son policías nicaragüenses, que hicieron la revolución, y que luchan contra la corrupción y la droga , a la que no son ajenos muchos de sus ex-compañeros de partido.
Yo diría-me comenta-que es una novela escrita conforme a las reglas del arte policíaco, en que los investigadores trabajan en base a una serie de hipótesis que tratan de resolver para dar con el culpable.
Además, mis personajes, los personajes de
El cielo llora por mí”, son los clásicos de la novela negra. El policía, un tanto solitario, medio alcohólico que trata de asumir sus propios problemas, al mismo tiempo que tiene que enfrentarse a los grandes carteles del narcotráfico, que han tomado Nicaragua como puente para el trasiego de la droga de Colombia hacia México.
Es una novela
-añade-en que voy unos pasos por delante del lector para que no me alcance,porque si el lector descubre la trama, todo el juego terminó.
El propio nombre de la novela , "El cielo llora por mí”, nos remite al pasado, y algunos títulos del cine y la novela negra de los años cuarenta. Sergio Ramírez ha querido reflejar ese tipo de mundo, de ambientes sórdidos, de oficinas en que los investigadores están acostumbrados a que el teléfono no funcione o el ascensor esté permanentemente estropeado. El protagonista de la novela, el inspector Dolores Morales responde a todos esos requerimientos.Además fue un guerrillero y ahora es un mutilado de guerra que tiene una prótesis para poder caminar. Él-dice el escritor nicaragüense-es un prototipo de la honestidad ,un hombre que cree en los principios morales de la revolución por la que luchó ,y que no acepta que aquel ideal haya sido trastocado por otros que buscan el enriquecimiento rápido, ya sea a través del narcotráfico o de una estructura corrupta..
Tanto él como su compañero el inspector Lord Dixon no pueden defenderse de este sistema sino es a través del humor negro o la ironía, y la verdad es que no se sabe si ese humor negro o esa ironía esconden cinismo o esperanza en que las cosas, alguna vez, llegasen a ser como antes fueron.
Dolores Morales, que es un nombre y un apellido que existe en Nicaragua y que es aplicable tanto a hombres como mujeres, lo eligió, quizá mi subconsciente,
aclara Sergio Ramírez. Representa los dolores morales del país, de lo que pudo haber sido y no fue.
En las filas del Frente Sandinista hay ahora millonarios, grandes capitalistas que contradicen el espíritu revolucionario. Gente que en lugar de luchar por los más pobres, luchan por sus propios intereses.
Junto a los personajes ya citados figura también doña Sofía,una limpiadora que suele acertar en sus hipótesis, y Managua, la capital nicaragüense-que palpita en todas las página del libro.
Sergio Ramírez, ganador del premio Alfaguara de novela en 1998 por “Margarita está linda la mar”,sigue creando porque la literatura puede exponer situaciones como la que se vive ahora en el país centroamericano y afirma convencido que a pesar de los resultados que se aprecian actualmente, hubiese hecho de nuevo la revolución.
Uno-termina- lo que tiene que hacer es dar la batalla cuando toca darla no buscar como corregir la historia hacia atrás que eso es,imposible.”
No creo imposible que nos volvamos a encontrar,después de las tres o cuatro entrevistas que he podido mantener a lo largo de los años con este nicaragüense fabulador de historias y guerrillero de la literatura que dia a día sigue llenando las páginas en blanco, con textos como los que aparecen en "El cielo llora por mí" :
El cielo se había cerrado por completo mientras terminaban el almuerzo tardío en los Rostipollos,y cuando salían al descampado comenzó a caer la lluvia en gruesos chorros que se metían hasta en la boca"...


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