No comento con demasiada frecuencia algunas de las series
que llegan a las plataformas . La verdad, no soy adicto a esas series interminables
que se alargan de manera gratuita, cuando el desenlace podría haberse producido
varios capítulos antes .
No obstante, si veo algunas, aunque procuro que no tengan
más allá de seis u ocho capítulos.
Así he visto en Movistar la española Rapa, segunda temporada que, en esta ocasión deja en segundo plano Cedeira y se centra en la base naval de Ferrol donde una oficial desaparece, sin dejar rastro. Son seis capítulos dirigidos por Jorge Coira quién fue ya creador y director de la primera entrega junto a Fran Araujo.
Una serie entretenida en que un ex profesor de Instituto, aquejado
de ELA (Javier Camara) encuentra la manera de sentirse útil investigando casos
de asesinatos o desapariciones junto a la sargento de la guardia civil que interpreta
una convincente Mónica López.
Ambos, Mayte y Tomás soportan el peso de la serie en la que no
faltan narcotraficantes, infidelidades o asesinatos en un entorno donde deben
llevar una compleja investigación con la oposición de los altos mandos de la Armada
que, no se muestran muy de acuerdo con la labor que lleva a cabo la sargento de
la guardia civil y sus hombres.
El suicidio en la cárcel del presunto culpable del asesinato
del juez hace que sienta de nuevo interés por lo que realmente sucedió y más
cuando se van produciendo una serie de sucesivos asesinatos.
El policía sin techo , sus excompañeros, el fiscal y su ayudante, otro departamento
policial o la mujer y la hija del policía que ha perdido la memoria son los
principales protagonistas de esta serie entretenida pero quizá con un guion un tanto
deslavazado y repetitivo en que no falta cierto racismo y discriminación y
cierta dosis de suspense.
En la misma plataforma, Netflix, he visto durante las últimas dos semanas una
serie japonesa El director desnudo que profundiza en el auge de la
industria del porno en Japón durante los años ochenta del siglo pasado. Aquí me
he pasado ya que son dos temporadas de ocho capítulos cada una.
Muranishi era un vendedor de enciclopedias que, tras
descubrir la infidelidad de su mujer, la abandonó y de forma casual conoce a personas
que están en la incipiente industria del porno llevando las cintas en VHS a los
videoclubs. Pronto entiende el negocio que hay detrás y comienza el mismo a
producir y dirigir películas no sin ciertos problemas con la policía y la yakuza,
la mafia japonesa que buscaba controlar todo el negocio.
La serie abarca de 1980 a 1994 con los éxitos y también los
fracasos de un director excesivamente egocéntrico y ambicioso. Las innovaciones
y los avances que va haciendo en el porno , su interés por entrar en la
televisión vía satélite, sus problemas con la justicia en EEUU o los amigos y actrices
con los que trabajó.
Entretiene, pero hay momentos en que se hace bastante
reiterativa. Con una temporada hubiese tenido de sobra.
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