No es fácil recordar a Carmen Sevilla por una gran interpretación cinematográfica, pero si evocar su enorme presencia en la pantalla , la televisión o los escenarios. Fue una de esas mujeres que por su carisma y su belleza se convirtió en todo un referente durante varias décadas hasta que se retiró definitivamente en 2011 a los 80 años, aquejada ya de la enfermedad de Alzheimer. Su forma de presentar entre desenfadada y despistada el programa de TVE “Cine de barrio” fue todo un referente en la tarde de los sábados.
De cerca,
Carmen Sevilla despedía un aura que he apreciado en pocas actrices salvo Sara
Montiel o Penélope Cruz que son de las que se han comido literalmente la
pantalla. Las tres coquetearon con Hollywood ,si bien Carmen Servilla lo hizo
por estos lares ya que en los sesenta del siglo pasado varias de las
superproducciones que llenaron salas de todo el mundo se rodaron en España. La
recordamos, por ejemplo , en el drama bíblico Rey de Reyes;en Marco Antonio y Cleopatra junto a
Charlton Heston ; en La venganza, de Juan Antonio Bardem compartiendo
protagonismo con Raf Vallone y Jorge Mistral o en Violetas imperiales
con Luis Mariano como partenaire.
Fueron casi
setenta películas en las que intervino hasta que se retiró del cine en 1978
pero, su enorme popularidad hizo que se convirtiera en musa y objeto de deseo
de los soldados españoles en el Sahara cuando fua a visitarlos, cantando y bailando con imágenes que emulan a
Rita Hayworth y Marilyn Monroe en sus visitas a las tropas norteamericanas
destacadas en diferentes conflictos bélicos.
Supo seducir
con la mirada y contener con una sonrisa a quienes la deseaban. No le hizo
falta desnudarse en aquellos años del destape en que jóvenes aspirantes a
actrices y veteranas que buscaban relanzar su carrera, encontraban cualquier
excusa del guion para salir ligeras de ropa. Poco antes de la muerte de Franco y
sobre todo durante la transición las salas se poblaron de duchas y de
secuencias en que era conveniente cambiar de vestuario. Nunca se vieron tantas
actrices y algún que, otro actor tan limpio como los que protagonizaban aquellas
cintas.
Carmen Sevilla bandeó el destape, aunque en alguna película mostrara
algunos centímetros de piel, pero a diferencia de las actrices que poblaban la
pantalla aquellos años es de las pocas que ha pervivido en el recuerdo. Ya he dicho que no nos acordaremos de ella por
interpretar grandes papeles, pero si tengo en la memoria su interpretación,
sobre todo, en No es bueno que el hombre esté solo, de Pedro Olea ,
película de 1973 y justo un año antes de que Berlanga rodase Tamaño natural.
Ambas tienen en común a dos hombres solitarios que encuentran en las muñecas la
manera de evitar la soledad y satisfacer los deseos.
Carmen Sevilla fue objeto de deseo, pero sobre todo una
mujer plena de naturalidad y cercanía que nació en Sevilla, pero fue en la pantalla La
bella de Cádiz.
(Publicado en LA VOZ.3.6.23)
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