Se buscan clientes. No se necesita experiencia'. El otro día me topé con este cartel en un quiosco de Triana. El dueño buscaba más que aficionados a la 'cervecita', debutantes en una relación que dura toda la vida, hasta que el médico te separe.
Esa búsqueda de 'clientes' se expande por todos los ámbitos. No hace falta tener experiencia para caer en una hipoteca para toda la vida; para casarte o ni siquiera para leer un libro, visitar una exposición o ir al cine. No se nace con experiencia. Se aprende. Nuestras gentes de la cultura, los que mueven el 'cotarro', deberían aplicarse el cuento, y colocar carteles por todas las ciudades del denominado estado español. 'Se necesitan espectadores. No se necesita experiencia'. A nuestro cine le iría fetén. ¿Se imaginan que alguien se acercase a ver una de nuestras películas sin que apareciera Santiago Segura como álter ego de Torrente? Resulta impensable viendo los resultados en taquilla de la saga del casposo personaje que ha competido con Hollywood y con esas otras sagas que incluyen piratas del Caribe o cualquier otro mar. El cine es marketing. Una buena campaña hace que poco importe el trabajo de creación. Puedes ver excelentes películas que si no son respaldadas se quedarán 'sin clientes'.
En los últimos días he visto algunas que deberían atraer a veteranos y noveles, pero es difícil. Por ejemplo, 'Naufragio', del donostiarra Pedro Aguilera es, cuánto menos, una película diferente. No trata la inmigración desde el realismo social. Su mirada comulga más con el realismo mágico y con el miedo a la diferencia, a la presencia del otro. Este fin de semana se ha estrenado en algunas ciudades españolas y en los próximos meses llegará a otras comunidades, como Andalucía. Con actores convincentes, muchos de ellos no profesionales o poco conocidos por el gran público y una realización poderosa, 'Naufragio' es una de esas películas que se salen de los caminos más tradicionales y que debería encontrar 'clientes' con o sin experiencia.
Si Pedro Aguilera con su segunda película, antes dirigió 'La influencia', es un director a tener en cuenta, hace ya varios años que el nombre de Ricardo Darín es una llamada a los 'clientes'. 'El secreto de sus ojos' fue el último éxito en España de este actor cuya sola presencia es un gancho para que las salas suban la media de espectadores. 'Un cuento chino', que se estrena ahora en España, ha tenido su mejor campaña publicitaria en el rostro de este actor argentino al que Hollywood nunca ha llamado a su puerta.
Darín es convincente en todos sus papeles. 'Un cuento chino' es una comedia agridulce en la que interpreta a un ferretero solitario cuya vida comienza a cambiar con la llegada de un inmigrante chino que ha viajado a Buenos Aires, tratando de olvidar un accidente que ha transformado cualquiera de sus planes de futuro. El Darín de esta película ,que dirige Sebastián Borensztein, es taciturno pero también solidario y compasivo. No siente miedo a la diferencia y cuán quijote planta cara a cualquier molino de viento cuando se produce una injusticia.
'Un cuento chino' no es Torrente; ni pirata; ni siquiera Shrek. Es Ricardo Darín. Ya saben 'se buscan clientes. También aquellos que no tengan experiencia'.
EL AMBIGÚ. LA VOZ DE CADIZ 19-06-2011
EL AMBIGÚ. LA VOZ DE CADIZ 19-06-2011
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