QUE LA
FIESTA CONTINÚE (FR. 2024.106’)
DIR.:
Robert Guediguian
INT.: Ariane Ascaride, Jean Pierre Darroussin, Lola
Naymark, Robinson Stevenin, Gérard Meylan
Hay
directores que siguen una línea trazada desde el inicio de su carrera y que no
se desvían ni un ápice. Es el caso del francés, de origen armenio, Robert
Guediguian cuya filmografía es perfectamente reconocible con la ciudad de
Marsella, la clase obrera y las pequeñas historias cotidianas como leitmotiv de
su cine. Como ocurre con el británico
Ken Loach y otros directores del llamado cine social , Guediguian retrata a las
clases más humildes y hace de sus vidas su cine. Son, en cierto modo, los
continuadores del neorrealismo desde finales del siglo pasado. En una de las
mejores películas de nuestro cine “Surcos”, de José Antonio Nieves Conde, al terminar
una película la amante, le dice a Chamberlain, el estraperlista: “Que tostón de película…Vaya con los
neorrealistas. Con lo bonita que es la vida de los millonarios”…,
Pues no, a
Guediguian no le interesen las vidas de los millonarios y si los problemas
sociales y las gentes de barrio y quienes sufren un desahucio como relata en “Que
la fiesta continué”, que recuerda la tragedia en dos edificios en Marsella que se
hundieron y causaron la muerte a ocho personas.
En el filme
también está Armenia , y la comunidad de ese país que se reúne y discute en el
bar de la familia de uno de los personajes. Ahí encontramos otra de las subtramas
del filme la de una joven estéril que no se atreve a decírselo a su pareja
porque para los armenios “ es muy
importante tener hijos porque es su forma de supervivencia”.
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