9/28/2012

AMOR AL CINE/AMOR A LA CREACION



 Siempre he tenido simpatía por el cine de Fernando Trueba. Lo he seguido desde aquella lejana “Opera prima”  y las comedias que rodó por los ochenta.
Fernando es un cineasta inquieto. No ha querido encasillarse en uno u otro género y si experimentar distintas facetas cinematográficas. Si en la comedia ha obtenido el reconocimiento internacional con títulos como “El año de las luces”, “Belle epoque” o “La niña de tus ojos”; tampoco han pasado desapercibidos sus excelentes documentales musicales como “Calle 54” y su incursión en la animación con la sensual “Chico y Rita”.
 


Ahora Fernando ha hecho realidad un proyecto que le rondaba en la cabeza hace más de quince años, “El artista y la modelo” para el que ha contado con dos de los grandes del cine europeo  Jean Rochefort  y Claudia Cardinale ; la también veteranísima actriz española Chus Lampreave y una joven que debería tener más presencia en nuestra cinematografía, Aida Folch, que hace natural y convincente el papel que interpreta como la modelo de un viejo escultor que busca la obra perfecta como metáfora de nuestra propia existencia.
Fernando Trueba sorprende con una película en blanco negro, rodada en francés, pero sobre todo por la profundidad de la historia que nos trasmite. 

Una historia sensible y tierna; sobre la vida y la muerte; con dos personajes centrales: El viejo escultor que interpreta Jean Rochefort (Marc)y la joven española, Aida Folch(Mercé), en la Francia ocupada por los alemanes. Ambos establecen una relación en la que intercambian  conocimientos. Él enseña a mirar. A explicar por qué las cosas pueden verse de distinta manera,que no todo es lo que parece aunque lo tengamos delante de nuestro ojos ; ella que no es solo una bella modelo que posa desnuda. Es una mujer comprometida, luchadora, que llora y ríe,  que está viva y trasmite su sensualidad en un entorno boscoso e inspirador que va abriéndose a medida que se desarrolla la historia.
Fernando Trueba sitúa  la narración en los años cuarenta porque, como ha dicho él mismo, se va al pasado para evitar las tonterías del presente. Las suyas no son películas de época. Le interesa más el retrato de los personajes, adentrarse en sus inquietudes, deseos y miedos.”El artista y la modelo” no es una película española, ni francesa, ni siquiera europea, es una película universal porque aborda temas que nos afectan a todos los seres humanos.
Es también una película sobre la libertad de creación; la reivindicación del creador aunque el protagonista, como le dice Chus Lampreave, la criada del matrimonio formado por Rochefort y Cardinale, a Aida Folch: “No creas …es una buena persona  aunque sea un artista”.
Es además una película sobre la belleza . Rochefort le explica a su modelo que hay dos cosas que pueden hacer creer en la existencia de Dios: la creación de la mujer y el aceite que él degusta todos los días dejándolo caer cadenciosa y sensualmente sobre una rebanada de pan.
El artista y la modelo”, con un guión del propio Trueba y Jean Claude Carriére ,es una historia profunda pero llevada con una gran ternura y delicadeza . El espectador participa como el propio escultor en el proceso de creación y en otros momentos es la modelo quién trasmite algo más que el mero hecho de posar. Trueba al que no le gustan los desnudos en el cine porque o son feos o parecen un anuncio de champú reivindica la belleza y a que miremos de manera diferente.



Marc, Jean Rochefort , a sus ochenta y dos años, y con  más de cien películas a sus espaldas, hace una de sus mejores interpretaciones  y seguramente la última porque ha comentado que no volverá a hacer más cine. Se retira pero tenemos sus películas como las obras inmortales que moldea su personaje. El cine es testigo de la historia y las imágenes son reflejo de nuestra propia existencia. Trueba lo hace con sus películas, y en particular con “El artista y la modelo” que es muchas cosas pero, sobre todo, reivindicación de la libertad de creación y  constatación de amor al cine, en estos tiempos donde la cultura parece ser la culpable de todos los males que nos afectan.

9/26/2012

WOODY ALLEN







Creo que tengo todas las películas de Woody Allen en casa. Me pasa con algunos cineastas que considero están un punto por encima de los demás.  Me ocurre, por ejemplo  con Berlanga o con actrices que con su sola presencia  llenan la pantalla como son los casos de Greta Garbo  o de Marilyn Monroe. Todas las películas en las que han actuado o que han dirigido no son maravillosas pero siempre hay algo que rescatar.
Esta semana asistí al pase de la última película de Woody Allen “ A Roma con  amor” y debo decir que la sala estaba a rebosar. Los exhibidores estarían encantados si en alguna de las sesiones tuviesen tanta gente.  Periodistas veteranos y jóvenes; generaciones diferentes ,dejándose llevar por  las historias que crea el cineasta de Nueva York.
Me decía una compañera, muy joven, que a ella no le gustaba demasiado Woody Allen, pero  reconoció que su bagaje se limitaba a los siete o ocho últimos años. Y seguramente esta etapa sea de las más flojas de su carrera. Si exceptuamos “Match Point” y  Midnight París” la filmografía de Allen ha bajado unos cuantos enteros y “A Roma con amor” no es una excepción. Hace unos días, leí en una entrevista que Allen afirmaba que algunas de sus últimas películas se habían convertido, casi, en guías turísticas …Lo vimos en la desafortunada “ Barcelona”, también en la acertada “París” y  ahora en una “Roma” que se encuentra a caballo entre las dos citadas. “A Roma con amor” combina muy buenos momentos con  otros bastante menos afortunados. En ella, sin embargo, encontramos todos los elementos del cine de Allen: el humor; la soledad; el amor, el sexo; o  la inseguridad de los personajes  por muy mayores que sean.

Historias de parejas maduras o jóvenes con algún elemento que los distorsiona y en la que cada uno no es lo que aparenta. Allen ha vuelto a ponerse delante de la cámara para caricariturizarse , siempre con cierta ternura, como hacía Berlanga con sus personajes, y no sólo en el papel que interpreta sino en el de los jóvenes que viven sus propios sueños en una ciudad que ya de por si invita a lo irreal.
Woody Allen siempre nos ofrece algo y muchas de las escenas de sus películas quedan en la retina para siempre. El atraco con una pistola de jabón  en “Toma el dinero o corre”; la retrasmisión de la  noche de bodas en “Bananas” ; aquel joven aristócrata que hace lo imposible por no ir a la guerra en “La última noche de Boris Grushenko”; los artilugios orgásmicos de “El dormilón” o títulos que considero auténticas obras maestras como “Manhattan”, “Annie Hall”, “Balas sobre Brodway” y un largo etcétera que a mí, cuanto menos, me hace esperar con expectación la película anual  de un señor bajito, pelirrojo y con gafas que responde al nombre de Woody Allen.

9/19/2012

LA BURBUJA DE LOS FESTIVALES





Los festivales de cine son un elemento de prestigio para una ciudad o una comunidad autónoma. Lo que ha ocurrido en nuestro país es que, como en otras muchas cosas, hemos inflado la burbuja.
En época de bonanza los festivales crecieron como setas por todos los rincones del estado hasta alcanzar los doscientos treinta y tres, una cifra que podría incrementarse si incluyera en la partida  muestras, ciclos o semanas cinematográficas que han proliferado por doquier.
Somos un país de excesos. O todo o nada. Junto a excelentes muestras y festivales de gran profesionalidad han crecido otros muchos carentes de rigor y sin el más mínimo control en los gastos de quienes deberían haberlo ejercido.


Durante muchos años se han diseñado festivales con subvenciones  públicas  de los más diversos organismos; creados equipos de trabajo en el que sus miembros no han recibido ni un euro; programadas un número inasumible de películas en salas infames donde ni siquiera se ha visionado con anterioridad la cinta o el dvd  u  organizar inauguraciones o clausuras invitando a personalidades sin que  hubiera medios técnicos y humanos para conseguir un resultado digno.
Ha habido tantos representantes de la picaresca, que no dejan de ser irregularidades por llamarlo de una manera suave, que lo que han hecho ha sido perjudicar  a todos aquellos que han llevado adelante excelentes festivales, con una buena programación y con el objetivo de trasladar a las ciudades o los pueblos buen cine, cine del que ya es casi imposible ver si no lo pasa una televisión pública o un canal especializado.
Me decía Javier Angulo, director de la SEMINCI de Valladolid, que los festivales son casi ya los únicos escaparates que quedan para ver un tipo de cine diferente de la mayoría de películas comerciales que invaden las salas. Un cine independiente de los grandes estudios; un cine donde la clave es una buena historia; un guión sin trampas y muchos sentimientos”.
Eso, no cabe duda, ocurre en la SEMINCI pero también en otras  muestras cinematográficas como “Alcances”, al que avalan cuarenta y cuatro años de historia. Desde aquella semana multicultural creada por Fernando Quiñones a finales de los sesenta hasta la fecha han ocurrido muchas cosas y habido diferentes etapas, pero el festival  continúa. Un festival que en los últimos años del franquismo apostó por cinematografías como la latinoamericana o la proveniente los países del este de Europa y que en la actualidad  se centra en el documental que tan excelentes muestras nos ha dado estos últimos años. He visto que la película inaugural estaba dedicada a Mágico González, aquel extraordinario futbolista salvadoreño que tanta huella dejó en Cádiz y en los que pudimos verlo en el Carranza y en otros estadios de España.  Alcances es un buen espejo en el que deben mirarse otros festivales porque cumple la función de ser un referente de la ciudad, mostrar buen cine y  ser un lugar para la polémica y el debate.



Una de las mesas redondas anunciadas tratará de la igualdad de género en el cine y  enseguida me lamento de la desaparición del Festival Mujeres en dirección que se celebraba en Cuenca desde hace siete años .Una pequeña pero excelente muestra que reivindicaba el papel de la mujer en la dirección cinematográfica, y en el cine en general y que en su corta vida se había desenvuelto con profesionalidad y rigor bajo la dirección de la actriz Marta Belaústegui.  No sobran festivales de cine solo sobran los malos festivales.

9/07/2012

VERANO DE FUEGO




La comunidad Valenciana , Canarias, Cataluña, la sierra de Madrid , la Andalucía de la Costa del Sol... han sufrido este verano la crudeza  de las llamas devastando parajes que tardarán varios lustros en recuperarse . Junto al desastre ecológico que se ha producido, hay que lamentar la pérdida de varias vidas humanas, de personas que no tuvieron tiempo de escapar de la virulencia de las llamas o de otras que murieron cuando intentaban sofocar el fuego.
Lo que más duele de todo esto es que la mayor parte de los incendios han sido provocados. Los pirómanos son auténticos terroristas .No solamente han atentado contra la vida de las personas ; destruido viviendas ; causado enormes pérdidas económicas , arruinado a familias enteras sino que han provocado daños irreparables a la flora y fauna de la península ibérica y sus islas.
Agosto ha sido un mes triste. La situación económica, los mercados, la prima de riesgo o el déficit han quedado relegados a un segundo plano en los titulares de los diarios, de la radio o la televisión por esa sucesión interminable de incendios  y la sensación de impotencia que producen las imágenes de lugares verdes, que invitaban al paseo o a la calma,  absolutamente devastados . Los pirómanos no deberían  salir de la cárcel hasta que el bosque recuperara su aspecto original. No servirá de mucho porque el daño ya está hecho, pero quizá se evite que vuelvan a delinquir o que otros quieran imitarlos. Cualquier cosa para que la estación más viva del año no vuelva a convertirse en una pesadilla. Hay que preservar nuestros bosques porque son patrimonio de generaciones futuras.


Habrá que recordárselo a los políticos que no solo no apagan los fuegos de los mercados sino que avivan los de nuestros montes con recortes y más recortes. De tanto recortar van a conseguir que no podamos asomar la cabeza para mirar que ocurre en la Europa rica. Nos estamos convirtiendo en un solitario desierto, en la sensación de que nos quedamos solos y que ya no hay ramas que puedan tapar nuestras miserias. El ánimo y los bosques se están calcinando.

8/18/2012

AGOSTO SILENCIOSO




Está perezoso este Madrid de agosto.  El sol cae con fuerza sobre el asfalto y la sensación térmica se hace insoportable. Los que tienen trabajo se refugian en las oficinas o comercios refrigerados ; los que no, apenas se mueven por unas calles solitarias y aplomadas  que solo respiran muy tenuemente cuando  el sol comienza a esconderse. Algunos, muy pocos, la verdad, caminan mostrando los restos de los días de playa. Un moreno que irá diluyéndose  en los próximos días  hasta alcanzar el estado habitual del resto del año, es decir, la blanca palidez de los habitantes de la ciudad. Existen, sin embargo, los que portan maletas que arrastran con cierta decisión imaginando un destino que les haga olvidar todo aquello que quieran olvidar.  En las calles hay silencio. En las estaciones de tren o de autobuses, en los aeropuertos hay un mayor trasiego pero son recintos cerrados ajenos  a una ciudad solitaria  en la que muchas de sus fuentes se han apagado por mor de la crisis y no dejan  refrescarse a quiénes se aventuran por las callejuelas del Madrid de los Austrias  o se acercan al paseo del arte para visitar El Prado  o acudir con menos agobios al Museo Thyssen-Bornemisza donde todavía puede verse(hasta el 16 de septiembre) la mayor antológica en Europa del maestro estadounidense Edward Hopper ,cuya visión transcendente y singular de la realidad va más allá del realismo del siglo XX.






Admirando los cuadros de Hopper  me imagino como el artista hubiera descrito estas ciudades desnudas de personajes  y sonidos…La mujer solitaria sentada en una cama, con un camisón rosa ,entre sombras, mirando a ninguna parte aunque haya un cielo azul , nos hace preguntarnos a dónde vamos y nos hace compartir esa mirada perdida. Hopper hace que los espectadores nos convirtamos en mirones de sus cuadros.
Los suyos son personajes solitarios, llenos de incógnitas que no saben de dónde vienen ni siquiera a donde van. Sus cuadros son un fiel reflejo de la sociedad estadounidense desde los  años veinte  y lo serían ahora de la sociedad mundial.
Todos nos acercamos a comprobar que le ocurre a sus personajes. A esa mujer que lee sin leer, sentada en la cama de un hotel indeterminado o a esa otra sentada en un café con sombrero y abrigo dando sensación de desidia o quizá indiferencia ante la incógnita de lo que le rodea.
Desde las ventanas que miran los personajes de Hopper hay miedos, incertidumbres pero seguramente, también, deseos, los mismos que experimentamos nosotros, espectadores cómplices  mientras evocamos sonidos de jazz e imágenes cinematográficas.
Agosto que se extenúa en fiestas, ruidos y artificios por los pueblos de la sierra madrileña es silencio en Madrid. Hopper tiene algo que ver.