6/21/2017

JUAN CRUZ CONFIESA QUE HA VIVIDO EN "UN GOLPE DE VIDA".




Victoria Prego presidenta APM entrega el premio a Juan Cruz
"El periodismo es un oficio invencible" así lo define Juan Cruz, periodista canario, vinculado desde hace cuarenta años al diario EL PAÍS y autor de un puñado largo de libros de narrativa, ensayo o viajes. El periodismo sigue siendo su pasión tal y como comentó durante la entrega del premio de honor de la Asociación de la Prensa de Madrid, en reconocimiento a toda su carrera. Su discurso fue también un homenaje al periodista mexicano Javier Valdez acribillado a balazos en Culiacán (Sinaloa)  hace poco más de un mes. Valdez tenía un defecto: contar la verdad. Su viuda Griselda Triana, también periodista, recibió la placa de honor de la Asociación a título póstumo,  recordando el trabajo de su marido denunciando las tramas del narcotráfico.

Fui al acto, en los jardines de Cecilio Rodríguez, del parque de El Retiro, recién leído el último libro de Juan Cruz, "Un golpe de vida"(Alfaguara), un relato autobiográfico que desgrana muchos de los momentos vividos por el escritor durante su trayectoria profesional y personal.
Conozco a Juan desde hace más de treinta años pero a través de las páginas de este libro me ha acercado más íntimamente a su personalidad,a su concepción de la vida; al mundo en que vivimos o a su desbordante pasión por ese oficio que se convirtió en su hermano siamés, cuando aún era adolescente.
Al mismo tiempo, siento mías muchas de las páginas de "Un golpe de vida", porque sus experiencias y pensamientos son los que yo he vivido.
Juan, enfermo de asma en su infancia, tuvo en los periódicos y en la radio sus fieles compañeros. Esa circunstancia le lleva a la conclusión de que "escribía para respirar mejor". Escribía y contaba mentiras y cuentos que hacían que su madre le calificara como "un aumentador".
Con el periodismo como columna vertebral su libro habla de alegrías y tristezas, de su familia, de sus amigos, de su fidelidad a "El país" o de sus cuestionamientos sociales y políticos.

En sus páginas aparecen los que están o ya se fueron. Periodistas de raza a los que también conocí y en algún caso entrevisté como Manuel Vázquez Montalbán, Manu Leguineche, Feliciano Fidalgo pero también desglosa el desencanto que muchos vivimos con la Cuba de Fidel y la Nicaragua de Ortega.
Yo, cuando era estudiante acudía con frecuencia a la embajada de Cuba en Madrid para hacerme con Bohemia,Gramma o Cine cubano y ya en Radio Exterior de España seguí con expectación la revolución sandinista. Después no ha quedado nada de todo aquello, de ese mundo que desde la España franquista, creíamos mejor. Juan lo describe en su libro a raíz de sendos viajes que hizo a Cuba y Nicaragua. Hay decepción por lo que percibe, por la falta de libertad y lo refrenda con las opiniones de quienes vivieron en primera persona como Eliseo Alberto, en Cuba o Sergio Ramírez, vicepresidente en el primer gobierno de Ortega y escritor reconocido internacionalmente y la ex-guerrillera Gioconda Belli que define Nicaragua en la actualidad como "el país cansadito que se resiste a morir".
El escritor canario no olvida la situación de los palestinos en Israel a raíz de un viaje periodístico que hizo con Mario Vargas Llosa o el drama de los refugiados con la imagen de Aylan el niño muerto en una playa turca, que fue la imagen de todos los inocentes, de todos los niños del mundo.
En "Un golpe de vida" Juan Cruz  recuerda también la España de la transición  y muchos años después la irrupción de Podemos, con referencias a sendas entrevistas con Iglesias y Monedero  y  su continua utilización de las redes sociales que, a su juicio, tanto daño hacen al periodismo porque "la mentira es la miel de twitter".
La España de 2016  recuerda ya la reflejó Berlanga en "La escopeta nacional" y la España que nos sigue estremeciendo aparece en "La vaquilla"  porque "una guerra civil-escribe-es un país escupiéndose a sí mismo".
En su libro recuerda otro de Paul Preston "El holocausto español: Odio y exterminio en la guerra civil y después", una obra que reconoce Juan Cruz, le aterró leer "porque muestra el país dividido antes y entonces y dividido ahora por los diferentes fanatismos,(...) que la política no ha sabido parar y que la educación(la mala educación) ha instalado como los grumos que denuncia mi maestro Emilio Lledó(...)
Fruto de ese odio entre españoles fue la muerte de Lorca, "esa voz que ahora nadie puede reproducir, es en mi alma una resonancia metafórica de lo peor que le pasó a España, siendo él la alegría mayor, y el dolor mayor de la vida del país  que se fue rompiendo antes de que empezaran a matar a Lorca".
Juan Cruz sigue siendo un muchacho, lo dice el mismo, tanto que Carmen Balcells poco antes de morir, le dijo que ya era hora de que se hiciera un hombre ("pero es difícil, no se llega jamás a hacer el que ya se hizo"...) Un "muchacho" siempre apasionado por ese oficio invencible que le hace seguir escribiendo, describiendo nuestro tiempo o fabulando historias tan próximas como este golpe de vida, que golpea la memoria y las vivencias de toda una generación.



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