11/22/2010

HASTA SIEMPRE. MR. BERLANGA

Tenemos suerte de haberte conocido. Tenemos suerte de haber caminado por Villar del Río. De soñar con que los Reyes Magos disfrazados de Mr. Marshall iban a hacer realidad nuestros pequeños deseos. Incluso tenemos que agradecerte que nos subieras a un motocarro en Nochebuena y aceptásemos de buen grado el frío, en una ciudad de provincias.
Nos dijiste no a la pena de muerte cuando aún en nuestro país se aplicaba el garrote vil y trataste con ternura los milagros en años en que la Iglesia y el Estado se confundían.
Siempre fuiste independiente . De todas tus películas tengo algo que recordar . No sólo al imperio austrohúngaro. De cada una de ellas tengo una escena, un diálogo, una frase que me hace sonreír y reafirmarme en lo sabio que eras.
Nadie ha conocido mejor a las gentes de este país que tú. Has caricaturizado todo lo intocable porque en el fondo lo que nos gusta a los españoles es reírnos de nosotros mismos. Nos reímos del fracaso y las miserias de los otros aunque seamos nosotros mismos los que las padezcamos.
En tu “Vaquilla”, que no superó la censura franquista y que pudiste estrenar avanzados los ochenta ,vemos una guerra diferente, un acercamiento a los dos bandos y la mirada nunca destructiva ,siempre llena de ternura hacia tus personajes . Son muchos, todos hablan a la vez. Haces que no haya protagonistas, que cada actor tenga su minuto de gloria.
Antes de que estuviésemos en tu guerra civil encerraste a los españoles en la “Escopeta nacional”, y en las otras dos películas que completaron la saga. Juegas con aristócratas, políticos, empresarios, curas, starlettes u obsesos sexuales. Pegas palos a diestro y siniestro pero no lo haces con maldad e incluso eres capaz de llevarlos a todos a la cárcel, cuando la corrupción todavía no había crecido a los extremos que alcanzó después.
Siempre la sonrisa, pero tu cine, además, nos ha ayudado a que fuésemos capaces de preocuparnos por lo que ocurría a nuestro alrededor. Siempre, decía, la sonrisa, pero hay excepciones que nos hablan de soledad y de incomunicación . Hay un “Tamaño natural” en todos nosotros cuando se produce el paso del tiempo. Tu lo contaste y también nos dijiste os dejo mi testamento, con mis obsesiones, mis deseos y en definitiva, mi mundo.
Ese mundo es el de todos nosotros, los españolitos de a pie, que en este sábado de otoño, han perdido a su mejor cronista. Gracias Mr. Berlanga

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